jueves, 19 de febrero de 2015

Miércoles de ceniza

"Polvo eres y en polvo te convertirás"

Veo la cruz en la frente impuesta sobre mí en misa y me imagino a cada persona tomando conciencia de la muerte. Qué haría una persona consciente de que va a morir? Renunciaría a sus pequeñas disputas, se acercaría más a sus seres queridos, abrazaría sus verdaderos sueños, desecharía todo lo que le impidiese ser feliz en el aquí y el ahora? Estaría agradecido de estar vivo y poder compartir esa experiencia con todos a su alrededor? Una persona consciente de su muerte, sería una persona mejor?

La fragilidad de nuestras vidas está camuflada bajo toneladas de circunstancias y detalles que la hacen querida y amena. Es como un recurso de protección contra la realidad de que solo somos fugaces transeúntes en un mundo que ha visto los milenios pasar como segundos. Pero eventualmente esa noción nos golpea y derriba nuestras ilusiones de eternidad.

Hoy hace un año que Leopoldo López está preso, la fragilidad de su existencia es más evidente que nunca. Está en manos de gente cobarde y asesina, su libertad es un concepto abstracto que hasta hace un año era un hecho constatable. La noción de su prisión lo ha puesto en  caminos intransitados, rutinas distintas a las que estaba acostumbrado, tratos crueles, soledad, silencio y la angustia de los que se sienten impotentes para ayudarlo. Se ayuda leyendo a otros transeúntes de cárcel, etéreos compañeros de su celda que pueblan su mente con las palabras de quien finalmente pudo probar la libertad y dejar todo atrás.

Fernando del Rincón emitió por CNN una entrevista que le hizo desde la cárcel de Ramo Verde, la cual terminó abruptamente como suelen terminar ciertas películas de terror y los libros a los que se les arranca con furia las últimas páginas. Solo me quedo pensando que mientras Nicolás Maduro se siente angustiado desde el poder vomitando insultos contra su reo personal, Leopoldo va formando la dura costra que lo protege contra la calumnia. Cosas de personalidad y formación.

En una novela leí sobre la suerte del guerrero, cuyo único privilegio es elegir su muerte. En muchos sentidos eso implica elegir un estilo de vida cuyo desenlace natural sea la muerte que eligió. Los valientes hacen estas elecciones conscientemente, sabiendo que si bien la vida tiene fin, es valiosa desde el principio, vale la pena protegerla, orientarla, desarrollarla, nutrirla por el bien propio y el ajeno. Es la motivación de Leopoldo y es la mía, porque puede que no seas eterno, pero puedes trascender tu mortalidad. Él desde la cárcel de Ramo Verde, yo por los estrechos corredores de las calles de la dictadura. Nos veremos en libertad.

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